Luz Calleja de Castro
Charla – presentación
12 de Mayo (19:00h.)
Arriba al Margen
Centro de Arte Caja de Burgos
(CAB)
Las casualidades y las coincidencias existen y a veces van cargadas de energía que pone en marcha ciertos motores para moverme, para abandonar la comodidad de recibir y entregarse al mundo de las relaciones esenciales entre mis neuronas y las de otros que casi nunca conozco. Volví a leer Alfanhuí de Rafael Sánchez Ferlosio. Pocas cosas quedaban en mi memoria de aquella primera lectura de adolescente, sino más bien el poso de una agradable sensación. Conservaba en algún pliegue de mi cerebro aquella imagen de las pieles de los lagartos secándose al sol. Transmitir información es una cosa, provocar reacciones emocionales puede ser otra. El interés está en explorar los lenguajes buscando una efectividad expresiva de lo que sólo se puede decir con ese lenguaje y tratar de establecer relaciones, que estimulen mutuamente, lenguajes diferentes. Con el título “Los ojos amarillos de Alfanhuí. Fotografías en un Museo de Historia Natural” hago referencia al libro de Rafael Sánchez Ferlosio Industrias y andanzas de Alfanhuí que posteriormente se publicó sólo como Alfanhuí Definido por su autor como “una historia castellana llena de mentiras verdaderas”. Alfanhuí es la historia de un niño que quería ser disecador. Realicé las fotografías durante los meses de marzo y mayo de 2012 y ahora, después de 4 años hago una reinterpretación, igual que hice una relectura de Alfanhuí. La serie de fotografías habían surgido con el título “Fotografías en el Museo” para participar en las “Charlas de Museo” del IES López de Mendoza que se ponen en marcha en 2011. Entonces se trataba de hacer una serie de fotografías en el Museo de Ciencias Naturales del instituto y trazar un breve recorrido histórico sobre las relaciones de la fotografía con distintas disciplina científicas. La intuición me hizo jugar a recuperar las expresiones, los colores de aquellos seres que un día vivieron. Los fondos, la luz natural que entraba por el gran ventanal del fondo y las luces puntuales y duras de la iluminación de las vitrinas y en ocasiones alguna pequeña linterna. Y mirar, siempre mirar, buscando un punto de vista vivaz. A solas con ellos, en silencio, contemplaba a mí alrededor ¡cuánta riqueza de seres! Que belleza si los hubiera visto moverse, volando, pero estaban tan silenciosos, tristes en sus presencia inerte. Estructuras, formas y colores potenciados por el medio fotográfico. Y… algunas de esas imágenes me sorprendieron, parecían haber recuperado cierto recuerdo de vida. El reino de lo blanco:
“¡Me muero Alfanhuí! ¡No te mueras, maestro!…. Me voy al reino de lo blanco, donde se juntan los colores de todas las cosas, Alfanhuí … donde todos los colores se hacen uno.”
Luz Calleja de Castro
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